Es de primero de influencer. Tener un timeline perfecto, controlar colores y filtros, medir qué contar (y qué no) en posts y stories... Pero Laura Escanes está harta de esta perfección eterna. Tal y como ha compartido en su propio Instagram, la catalana ha decidido dar una transformación radical a su forma de trabajar para hacerlo de una manera "menos pensada y más real".