Tras dos años teniendo que aplazar su boda por culpa de la pandemia, Chenoa y Miguel Sánchez Encinas han sellado su amor en una ceremonia civil en la isla de Mallorca, la isla que robó el corazón de la artista cuando era solo una niña. Un esperado enlace que disfrutaron un número muy reducido de invitados.
La ceremonia y fiesta posterior aconteció en la finca Comassema, un enclave de ensueño situado en plena naturaleza. Un terreno localizado en el poblado de Coma-sema, en el valle de Orient, al oeste de la isla, uno de los lugares con las vistas más espectaculares de la Sierra de Tramuntana, patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Además de este paraje, la ubicación dispone de una casa de piedra de dos plantas con una fachada que le da aspecto de fortaleza. Gran parte de la planta baja es un amplio comedor, repartidas en seis salas, unidas por un seguido de arcos de medio punto, donde se localizan las mesas, ataviadas con mantelería y cubertería, con capacidad para 10 comensales.
La finca está capacitada para albergar a 250 comensales en el interior y en el exterior, que es aún más espectacular, 150 más. La ceremonia oficial se habría oficiado en una claustra, un patio empedrado típico de las casas señoriales mallorquinas. Muy cerca de ahí, en la zona ajardinada, donde se encuentra el tercer estanque más grande de la isla -que incluso rivaliza con el de la Raixa-, está habilitado un espacio donde se congregarían los asistentes del acto, así como hasta seis grandes salones para otras actividades, discoteca con dos plantas o un balcón exterior. Más detalles del lugar de ensueño, en el vídeo que encabeza esta noticia