Solo en España tiene como veinte nombres distintos: brasas, chapas, cansino, cuñado, latoso, comeollas, pesao, cargante... da igual como lo llames. Lo importante es que aprendas a identificar a cada uno de ellos en cuanto lo veas, para que sufras lo menos posible.
¿Que por qué a algunas personas les encanta ser un brasas? Pues no lo sabemos. Hay gente a la que le encanta hacerse notar como entendido en todo y a otros solamente les apasiona la expresión oral y no se callan ni comiendo. Algunos adquieren formas tan retorcidas que hasta pueden resultar simpáticos la primera vez que los conoces.
Pero, ¡cuidado! El brasas profesional no va a parar hasta que lo mandes a la mierda y encima quedes como un borde o un maleducado. Por eso es tan importante que aprendas a verlo venir, así podrás desentenderte de él cuanto antes... y siempre que puedas, claro. Que hay algunos casos de brasas de los que no te puedes separar, como tu cuñado o tu abuelo cuando se pone a contar batallitas.