Levantarte antes de que amanezca, comerte un buen atasco, entrar en una oficina bulliciosa y permanecer sentado durante ocho horas. Aguantar a los compañeros, al jefe, intentar concentrarte mientras piensas en todo lo que te queda por hacer cuando llegues a casa. Y llegarás cansado, de mal humor, con ganas de desconectar. Pero tienes que hacer la cena, poner una lavadora y llamar a tu madre. Y cuando te quieres dar cuenta, ya es de noche. Friegas, y a la cama. Pero, aunque estás cansado, te cuesta coger el sueño. No puedes parar de pensar en todo lo que se te viene encima mañana.
Y así, todos los días, de lunes a viernes, durante el resto de tu vida. Trabajar es necesario, porque la vida es cara y no tenemos dinero. Pero trabajar también es muy cansado, y mantener esas rutinas y ese cansancio durante toda tu vida laboral te pasa factura. Te está matando lentamente. Al menos, eso es lo que piensa Jeffrey Pfeffer, titular de la Cátedra Thomas D. Dee II, de Comportamiento Organizacional en la Escuela de Graduados de Negocios, de la Universidad de Stanford.
Trabajar te está matando. Así de simple, y, según este experto en gerencia, así de claro. ¿Quieres saber por qué? En el vídeo podrás encontrar la respuesta a esa pregunta que creías que no la tenía: ¿por qué odias trabajar?