Al principio, la joven subió un vídeo para pedir difusión y entre todos encontrar al dueño del pájaro, pero no podía imaginar que su caso se viralizaría hasta enamorar a todo Twitter. Fue entonces cuando vimos más vídeos en los que el agaporni, dócil y obediente, se mostraba cariñoso con su salvadora y compartía su día a día: echando la siesta, cantando, poniéndose triste cuando le dejaban solo... ¡encantador!
Después de dos días de búsqueda y cuando parecía que se apagaba la esperanza de encontrar su antiguo hogar, sucedió el milagro: el dueño del pájaro se puso en contacto con la tuitera... ¡y se produjo el reencuentro!