En el ábside de la iglesia de Alaiza el azar sacó a La Luz un grupo de pinturas del siglo catorce cuya interpretación está lejos de comprenderse. Su aspecto es ambiguo, en ocasiones pavoroso. Todos los personajes aparecen vestidos o dibujados con un grafismo terrorífico más cercano a la fantasía de nuestro siglo XXI que a la pintura medieval. En ese sitio mágico de la España perdida ha estado Enrique Echazarra para enseñar en directo a la tribu milenaria este enigmático descubrimiento que ha dejado a todos asombrados.