Un joven de San Diego fue a ver el último partido de los San Diego Padres junto a sus padres. Lo que no se imaginaba es que le iban a hacer pasar la mayor vergüenza de su vida. Cuando la cámara de la pantalla gigante les enfocó, sus padres empezaron a bailar de forma desenfrenada. El joven se empezó a poner rojo, se cruzó de brazos y no se movió del asiento aunque acabó soltando una sonrisa.