Iria tiene 13 años y se levanta a las 6:30 de la mañana. No lo hace porque viva lejos de su colegio. Tampoco necesita entrar antes a clase porque sus padres trabajen a la otra punta de la ciudad. Iria se levanta a esa hora todos los lunes, martes y jueves para patinar sobre hielo. Para entrenar, cuando todavía es de noche fuera de la pista y todos sus compañeros de clase duermen. El colegio empieza a las 09:30. Cuando ella cruza la puerta de su clase ya lleva tres horas despierta, ha desayunado y ha entrenado durante una hora.