Un invierno caluroso combinado con un inicio de la primavera seco tiene varias consecuencias, pero hay una concreta que tiene a media España en alerta: las procesionarias han llegado en mayor número y antes de tiempo que otros años. Son un peligro sobre todo para la salud pública, puesto que sus 'pelos' son un riesgo grave para nuestras mascotas y niños. Los operarios trabajan sin parar para destruir sus nidos para evitar que se propaguen en la medida de lo posible.