Moverse por París está complicado. La nieve no da tregua y hay que andarse con ojo. Algunos despacito, pasito a pasito. Otros, directamente, cuesta abajo y sin frenos. Razón no les falta, porque ahora son más útiles unos esquís que el coche. Hay 700 kilómetros de atasco y miles de conductores atrapados. En alerta naranja con un temporal que no da tregua, los 10 centímetros de nieve en la mayor nevada de los últimos 30 años han convertido París en la ciudad blanca. Se espera que el tiempo amaine para conceder una tregua de la que algunos, ya han comenzado a disfrutar.