Lluvias intensas en otoño seguidas de falta de lluvias y viento en invierno son el escenario perfecto para que cipreses y arizónicas afecten a más alérgicos este año que en los últimos 25. Pero no todo son malas noticias: si eres alérgico a las gramíneas sufrirás mucho menos de lo que acostumbras porque las condiciones meteorológicas se han conjugado para que se propague menos el polen.