Los últimos coletazos del temporal todavía dejan sus rescoldos. En Castellar, un autobús tuvo que avanzar entre dos impresionantes muros de nieve, hechos prácticamente a su justa medida. El conductor del vehículo, Lluis, consiguió pasar sin ni siquiera un rasguño, bajo la atenta y divertida mirada de quienes lo presenciaban y del grupo de niños que se encontraban en el interior volviendo de una excursión.