María se pone el uniforme de wag y se va con sus niños a animar a papá
¿Qué tienen de especial los fines de semana en casa de María? Pues que juega papá. Cuando Rubén juega en Las Palmas, ir a verle y, sobre todo, desgañitarse animándole se ha convertido en una tradición para toda la familia. Nadie quiere perderse el partido. Los más fans, los benjamines de la familia, que por supuesto, van con la indumentaria del equipo de papá (que quede bien claro quien es el mejor del equipo). Ya en el campo, todos al palco. Desde allí, los hermanos de Rubén, sus sobrinos, María, los peques... Todos siguen atentos (unos más que otros) cada jugada, cada toque de balón y cada polémica. Y, por supuesto, celebran los goles del equipo como los que más. Pero solo es al final del partido cuando llega el mejor momento. ¿Quieres descubrir por qué a los pequeños les encanta el postpartido? Dale al play y entenderás por qué mola tanto ser hijo de futbolista.
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